Pareados

jueves, 1 de diciembre de 2011

El aprendizaje del arquero

Fei-Wei aprendió el arte del tiro con arco de uno de los más grandes arqueros de la época. Se decía que cuando su maestro tensaba su arco, los animales se quedaban quientos en el suelo y los pájaros se caían del cielo. Fei-Wei aprendió todo lo que su maestro pudo enseñarle y posteriormente lo superó en habilidad.Un hombre llamado Chi-Chang oyó hablar de la maestría de Fei-Wei con el arco y le rogó que le dejara ser su discípulo. Él esperaba que un día también sería capaz de superar a su maestro en su arte.
Fei-Wei dijo al posible discípulo
-Primero tienes que entrenar tu ojo para que no pestañee bajo ninguna circunstancia. Vuelve cuando lo hayas logrado.
Chi-Chang grabó estas palabras en su mente y regresó a su casa. Día tras día permanecía detrás del telar de su esposa con los ojos cerca de las agujas que subían y bajaban cuando el pie de ella pisaba el pedal. Después de tres años se había entrenado para no pestañear ni siquiera cuando las agujas estaban casi a punto de atravesarle los ojos.Entusiasmado por su éxito, Chi-Chang corrió hacia Fei-Wei y le contó su progreso. Fei-Wei se limitó a decir:
-Simplemente acabas de empezar a aprender. La próxima tarea que tienes que realizar es entrenar tu ojo para mirar pequeños objetos hasta que parezcan grandes, y objetos borrosos hasta que parezcan claros. Vete y practica. Cuando lo hayas logrado, puedes volver a verme.

Chi-Chang regresó de nuevo a su hogar y comenzó la siguiente fase de su entrenamiento. Cogió una pulga y la colgó de una ventana que daba al sur. Todos los días miraba fijamente a la pulga mientras el sol le daba a él directamente en los ojos. Diez días después, la pulga parecía  tan grande como una rueda de un carro. Para entonces, cuando Chi-Chang miraba otras cosas de la misma forma, las veía como colinas y montañas. Tomando un arco hecho de cuerno y una flecha hecha de hierba del norte, Chi-Chang apuntó y disparó. La flecha atravesó el corazón de la pulga sin romper la hebra de cabello de la que colgaba.
Cuando Chi-Chang contó esto a Fei-Wei, el maestro arquero dio una palmada diciendo:
-Maravilloso. Ya has entendido todo sobre el tiro con arco. Ahora estás preparado para aprender.
-Maestro, estoy muy agradecido por tu enseñanza. Ahora que he llegado a ser un verdadero arquero, me acordaré de ti siempre con admiración.
El maestro le dijo, sin embargo, algo que Chi-Chang no olvidaría nunca en su vida:-El verdadero arte del arco y flecha es acertar el blanco sin esos elementos. Es conseguir la gloria sin vanidad y manifestar la gratitud sin palabras.
Al escuchar esto, Chi Chang volvió otra vez a casa y se encerró. Nunca volvió a salir públicamente ni volvió a ver a su maestro. Pero los vecinos decían que en su casa se oían día y noche unos ruidos raros, algo parecido a ráfagas de viento, o chorros de aire que salían expulsados por movimientos enérgicos de las manos. Nadie supo si logró dominar el arma secreta de disparar sin flecha porque el famoso arquero no lo enseñó a nadie, ni siquiera a su maestro, por evitar la vanidad.




No mucho después, Chi-Chang aprendió todo lo que Fei-Wei pudo enseñarle. Regresó a su hogar pensando:
-Ahora mismo, la única persona que puede rivalizar con mi habilidad es mi maestro. Si lo mato, seré el mayor arquero vivo.
Un día, Chi-Chang encontró a Fei-Wei en un camino desierto. Viendo du oportunidad para matar a su antiguo maestro, tensó el arco y lanzó una flecha hacia Fei-Wei. Casi simultáneamente el maestro tensó su arco. Las dos flechas entrechocaron a la misma distancia entre los dos hombres y cayeron al suelo sin levantar la más leve mota de polvo. Rápidamente, Chi-Chang disparó varias flechas hacia Fei-Wei, y en cada ocasión las flechas fueron detenidas a mitad del camino.
Finalmente, a Chi-Chang le quedaba sólo una flecha y el carcaj de Fei-Wei estaba vacío. "Esta es mi oportunidad" se dijo para sí Chi-Chang. Así pues, tensó su arco y dejó partir su última flecha. Fei-Wei agarró tranquilamente una rama de espino y, utilizándola como flecha, detuvo la flecha de Chi-Chang a medio camino.
Al ver esto, ambos hombres dejaron caer al suelo sus arcos. Con lágrimas en los ojos, se inclinaron saludándose mutuamente. Tan grande era su respeto recíproco que prometieron en el acto convertirse en padre e hijo. No queriendo que sus habilidades fueran causa de celos y traiciones en las generaciones futuras, se hicieron cortes en los brazos y juraron no revelar jamás los secretos de su técnica a nadie.Chi-Chang era orgulloso y ambicioso y quería ser el mejor. Sin embargo, fue conmovido por la maestría de Fei-Wei y se dio cuenta de que lo que había visto era la mayor proeza del arte del tiro con arco. Fei-Wei también quedó impresionado ante la inteligencia de Chi-Chang y su determinación para lograr lo que se había propuesto hacer . Se dice que la cima del logro es un lugar solitario y que a veces los rivales pueden entenderse y apreciarse entre sí más que los amigos.   Así pues, no es extraño que los mayores rivales puedan convertirse en los mayores amigos.

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